Por Ibis Pascual
La ciudad de Sagua la Grande, en la costa norte del centro de Cuba, tiene un porciento elevado de mujeres lesbianas. Y para nadie allí es secreto que muchas conservan matrimonios formalmente establecidos. Todavía no se ha podido saber cuál fue el error que cometió una de ellas (si es que lo cometió y si es que en verdad hubo error), Juana María Sánchez, trabajadora de la fábrica de Productos Lácteos.
Lo que sí se conoce es que permaneció varios días hospitalizada, debido a una golpiza que le propinaron tres hombres casi en el mismo centro de la ciudad, cuando regresaba de la casa de su pareja lésbica, muy cerca de las doce de la noche.
Juana María es la tercera lesbiana que, en menos de dos meses, sufre una golpiza en las mismas misteriosas circunstancias, mediante ataques directamente dirigidos contra mujeres de su orientación sexual, que ahora parecen estar de moda en esta ciudad.
Por otra parte, aunque al mismo tiempo, dos hombres gay también aparecieron muertos en Sagua la Grande, con un breve intervalo de semanas entre uno y otro caso.
Visto así, parece una trama de película policiaca. Pero en la vida real se trata de un problema muy serio y angustioso. Hasta el colmo de que ya son muchos los sagüeros que aun sin ser homosexuales, temen salir ni a la esquina después que oscurece.
Todas las mujeres lesbianas que han sido maltratadas tienen uno o más hijos. Pero no se sabe si esto guarda correspondencia con lo que uno de los atracadores le dijo a una de ellas mientras la golpeaba: “Muérete… pa´que tu hijo se joda…” Tampoco se sabe si hay relación entre la golpiza propinada y el hecho de que el hijo de esta mujer es un oficial de la policía política en Santa Clara.
De cualquier manera, esta mujer, que es la última lesbiana destrozada a golpes, sobre todo en el rostro, es una de las encargadas de dirigir el área del sindicato dentro de la Empresa de Productos Lácteos. También se dedica a ofrecer conversatorios, junto a algunos intelectuales, sobre los derechos de las féminas y sobre otros temas, como la homosexualidad y la homofobia, en algunos locales de empresas y organismos de Sagua la Grande.
De los dos gay molidos a palos (y uno de ellos además acuchillado) no se ha escuchado mucho. Pero sí se comenta por lo bajo que en la Empresa de Gastronomía, donde laboraban, eran dos reconocidos informantes, es decir, chivatos.
De ahí puede inferirse la posibilidad de que estos tres malhechores que tantos palos dan bajo la oscuridad de la noche, además de homofóbicos, se estén “tomando la justicia por su cuenta”, dado el hecho cierto de que en Sagua la Grande ya sobran los chivatos, tanto como los policías.
Pero lo más es posible que se trate de una cruzada machista y criminal contra los homosexuales, estén o no vinculados con el aparato del régimen. Y ello sería algo tenebroso.
Es conocido que en estos pueblos del interior cubano, el machismo, y la homofobia, ocupan un lugar muy notable en la idiosincrasia popular. Por otra parte, parece poco sostenible la hipótesis de que tales ataques estén dirigidos exclusivamente contra homosexuales que trabajan para el régimen, y menos aún que ese sea el móvil de los agresores, puesto que ni abundan los homosexuales en el aparato estatal, ni tampoco se destacan como generadores de odio por encima de los demás funcionarios, algo algún ejemplo excepcional.
En cualquier caso, estos hechos con visos de película policiaca solo van a cesar, y quedar aclarados, cuando sean capturados a los apaleadores. Si es que alguna vez los capturan. Pues, habría que ver hasta qué punto a los policías (tan homofóbicos como muchos los pobladores), les preocupa verdaderamente el peligro que hoy enfrentas los homosexuales de Sagua.