Si el valiente negro Tondike no se veía de noche, Jesús Claro Mollinedo Plasencia no se veía de día. Rubio de ojos azules parecía un gringo bañado por el claro sol de la manigua cubana. Todas las razas y credos estuvieron incorporados a la lucha contra la tiranía Castrista en los campos de Sagua la Grande. La guerrilla de Claro Mollinedo era otro de los terrores de los milicianos, policias, voluntarios y chivatos de la región sagüera (en todo el norte de la provincia Las Villas), frente a frente, plomo a plomo, murieron de ambos lados solo que el lado Castrista hacía monumentos y escuelas con el nombre de los suyos y los exhibía como humildes campesinos asesinados en la prensa controlada, muy parecido a la táctica colonial española del siglo pasado para con los mambises cubanos los cuales eran catalogados con el mismo nombre de “bandidos”. Los valientes insurrectos actuales desaparecían en tumbas desconocidas y toneladas de pesos invertidos por el gobierno en la propaganda en su contra. Fidel Castro personalmente soñaba con eliminar estos nombres de la mente del “hombre nuevo” sagüero, el tirano pensó que Claro Mollinedo nunca más sería mencionado por estos parajes, pero se olvidó de la genealogía, no pensó que la semilla quedó en Viana donde actualmente la descendencia de los Mollinedos ha hecho casi una raza de rubiecitos y rubiecitas de ojos azules que ahora quieren saber sobre su intrépido antepasado y reescriben lo que sus mayores les cuentan (no sin el temor de esa generación) sobre esa leyenda casi olvidada. Por suerte, otros hombres honestos que lucharon frente a frente al guerrillero en bando opuesto aún sobreviven y cuentan sobre la audacia del personaje. Si Tondike fue el “Robin Hood” sagüero, Claro fue “El Zorro”; hay que escuchar los insólitos relatos de estos superhombres luchando por la noble causa de la libertad frente a un enorme ejército bien pertrechado, de milicianos engañados por el fraude revolucionario del pistolero Fidel Castro. Al principio Claro y Tondike estaban juntos en la misma guerrilla pero luego Claro Mollinedo toma su propio rumbo y su propio batallón de patriotas. Entre ambos tenían en jaque todo el tiempo a las tropas de Fidel. Entraban y salían de pueblos como Pedro por su casa con una especie de invisibilidad que solo se ve en las clásicas aventuras………. Joven campesino de la finca San Miguel, hijo de Vidal y de Chichita, creyó en la Revolución de Fidel Castro contra el gobierno de Batista y se batió como jamás el mismo Fidel Castro hizo, por acabar con la dictadura; pero poco después de terminada aquella euforia colectiva comprendió la triste realidad de que el bello ideal había sido traicionado por lo que no quedaba otro camino que seguir luchando, ahora contra el nuevo tirano. Como la batalla no era de “ideas” en aquellos tiempos, a plomo limpio continuó enfrentándose a un ejército contrario muy desigual en armamentos y número de soldados, pero nada de eso le impidió resistir por mucho tiempo, y cada día conseguía el apoyo y admiración de los sagüeros que se le unían pues ningún otro método podría darles esperanzas en un mejor futuro para el país. El gran coraje de estos sagüeros consiguió formar una legendaria guerrilla bien armada arrebatando el armamento a las milicias Castristas y haciéndoles verdaderos estragos a las superiores tropas del tirano. Uno de esos actos de valentía lo demostraron durante el asalto al cuartel de Viana donde cayó gloriosamente Pepe Niebla defendiendo la Libertad de su patria. El 26 de septiembre de 1961 logra con éxito desmantelar una tienda en Guayabo, Quemado de Güines para pertrechar a sus tropas. Lo buscaban, lo perseguían, lo chivateaban, pero nunca lograban capturarlo a pesar de la desproporción entre las tropas Castristas y las suyas. Claro hacía estrategias brillantísimas en medio de los montes; algunos milicianos y caza-cabezas haciéndose los superhombres y congraciándose con los jefes de los commandos del LCB, caían bajo la trampa del talentoso Mollinedo como palomitas en jaulas; no había arreglo con aquel implacable guerrillero, una especie de Rambo de aquellos días. El 1 de diciembre, muere uno de sus persiguidores conocido por “el jíbaro” (Gregorio Pedraza). La historia de estas guerras desiguales todo el mundo la conoce y la esperanza de los sagüeros desapareció desde la temprana fecha del 14 de Septiembre de 1962 cuando Claro Mollinedo fue capturado en Calabazar de Sagua y torturado hasta la satanidad en el G2 de Santa Clara; pero nada salió de su boca que pudiera perjudicar la causa de la libertad, por lo que los indolentes milicianos rabiosos de su firmesa, determinaron fusilarlo. El Paredón, su forma más sencilla de aplacar el odio. La entrega total de estos hombres por nuestra libertad nunca podrá ser olvidada y nos tocará a los más jóvenes la descomunal misión de rescatar la verdadera historia sepultada por medio siglo de escombros, maldades y lúgubres manipulaciones de historiadores y periodistas locales. La historia de los mambises de la Brigada Sagua se escribió después, porque durante la tiranía española, se le llamó bandidos a nuestros gloriosos combatientes por parte de la prensa local; pero ya vemos como un siglo ignorándolos ha borrado el nombre de esos despreciables periodistas.
Cuando de la libertad se trata, todo al fuego, aunque sea el arte. José Martí