“ ! Se acabó la tinta! ; No podíamos creer que se acabara la tinta a principios de 1960, algo que encontrábamos en cualquier tienda, ferreteria, o quincalla de la Villa del Undoso en aquellos años de abundancia”-nos cuenta un viejo funcionario del gobierno local que ahora disiente de lo que tanto defendió (mejor tarde que nunca), en ninguna tienda de Sagua podia encontrarse un pomo de aquella INK que nos había acompañado desde que Pánfilo de Narváez llegó a Sagua y desde Caratas le escribió (con tinta y pluma de ganso) a sus superiores en Santiago y España. La tinta se fabricaba en Cuba pero la buena entraba por La Isabela desde China y Estados Unidos y nunca faltaron los enormes tanques para las imprentas de este pueblo tan culto. “Veíamos como en 1959, en la imprenta El Porvenir de la calle Maceo entre Solís y Céspedes que era de Trueva, llegaban decenas de tanquetas con muchos colores, pero también los escolares la comprábamos en cualquier rincón de este Hong Kong”, pues Sagua Culta competía además como Segunda Ciudad Industrial de Cuba. No teníamos por qué habernos sumado a un campo Socialista a punto de reventar. Salir de Batista y convocar a elecciones era el sueño de todo sagüero.
“!Se acabó el papel!; ¿Pero cómo se va a acabar si llevamos décadas exportándolo a Estados Unidos y quedándonos con el excedente?. Pues sí señor, se acabó y por tanto “hay que ahorrar” para dejar lo que nos queda para papel sanitario, periódicos provinciales y pancartas de la revolución. Esto fue en 1962 porque en 1963 se acabó el papel sanitario y la producción de papel solo quedó para la propaganda gubernamental (incluyendo libros y libretos). El pobre Manino Aguilera se quedó con la ilusión de continuar su periódico “El Mensaje” pero: “ni tinta, ni papel; aquello comenzaba a parecerse a nuestra metrópoli soviética que tuvo más periódicos durante el zarismo que durante “la era proletaria”, su neocolonia caribeña comenzaba a entrar en la armonía del campo que lideraba. Hasta los propios periódicos del gobierno como “Hoy” y “Mella” desparecen por la ineficiencia del sistema. Entonces se racionó el papel sanitario incorporándose a la libreta de abastecimiento (¿o de racionamiento?)”. El culto pueblo perdía a su prensa que tan necesaria fue por los siglos para corregir errores y denunciar injusticias. Ya la radio de Sagua había desaparecido anteriormente, no por falta de equipos, sino por temor a las “ideas paralelas”, así que hasta el propio gobierno tuvo que acudir a periódicos provinciales para cubrir la anterior abundancia y el pueblo los comenzó a usar como sanitarios por primera vez en su historia.
LIBERTAD DE IMPRENTA, UN DERECHO HUMANO
Era la primera vez que esto sucedía en Sagua la Grande pues ni en la propia era colonial (siglo XIX) existían limitaciones de impresión, ya que con la influencia del liberalismo español en 1812 se decreta la libertad de imprenta y en Sagua esto fue muy aprovechado después de la segunda mitad del siglo por periodistas independientes que, aunque con pseudónimos, comenzaban a emitir opiniones muy útiles a la causa de la libertad. Cirilo Villaverde comentó en “La Aurora”, 1846, que el año 1830 “representaba para Cuba el advenimiento de la memorable era periodística”. A pesar del control que ejercía el General Tacón, los opositores seguían opinando en la prensa escrita y así continuó siendo durante La República (que Fidel y sus papagayos llaman Neocolonia) donde hasta en los duros períodos de Machado y Batista escritores como José Antonio Portuondo, Angel Auguier, Nicolás Guillén, Mirta Aguirre y otros izquierdistas nunca dejaron de lanzar sus puntos de vista. Durante los 7 años de la dictadura de Batista varios periódicos se encargaron de fustigarlo por todos los frentes, entre ellos estaban “Revolución” del Movimiento 26 de Julio, el propio “Vanguardia” de nuestra provincia, “El Acusador”. La revista “Mella”, la “Carta Semanal”, “El Cubano Libre”, etc, todos tenían suficiente tinta y papel en aquella próspera República con nada menos que 33 Diarios en La Habana que eran inmediatamente distribuídos por vía aérea a todas las capitales de América.
Y ya faltan unas semanas para que se cumplan 50 años sin periódicos en Sagua. Quizás, basados en estas críticas, inauguren uno el próximo año, entonces los más jóvenes nunca notarán la ausencia, como sucedió con Radio Sagua que algunos creen (basados solamente en su comparación temporal de edad) que nunca existió el vacío. Pero para eso estamos los “recordadores”, para eso está “la memoria histórica”, para insistir como los judíos en que el pasado cruel de algunos no puede ser borrado por unos cuantos amnésicos o por unos cuantos ignorantes papagallos que solo repiten consignas sin el más absoluto criterio histórico propio. Muchos jóvenes que ahora tienen el pelo largo o el crucifijo en el cuello piensan que siempre ha sido así y no tienen ni remota idea de que esa ha sido una larga batalla ganada por los jóvenes de los años setentas y ochentas que tuvieron que atravezar el largo calvario de la UMAP y las prisiones por el capricho salvaje del tirano cubano. Otros ven la estatua de John Lennon en un parque de La Habana y no se imaginan cuantos discos rompió la policía de Sagua la Grande en los años sesentas, cuando intentaban fabricar “el hombre nuevo” y nos les caían muy bien estas bandas americanas, para ellos “Lennon siempre ha estado sentado allí”.
Pero nada les salió bien, ganamos nosotros y seguimos ganando grandes terrenos antes vedados; ni somos hombres nuevos, ni dejamos de mascar chicles, oimos música americana, vamos a la iglesia, nos gusta la ropa americana, seguimos insistiendo en que las películas americanas eran mejores que las soviéticas, queremos a Antonio Machín, y a Jorge Mañach desde antes de morir cuando aquí se les ignoraba, ahora tenemos todas las canciones de Los Beatles con la creación del lema: “la muerte de aquellos discos trajeron estos CDs”, nos seguimos escapando a Estados Unidos y ya no nos pueden meter 4 años de prisión como antes, tuvieron que cerrar la UMAP, ya no pueden tirar aquella guapería de que “el bloqueo (embargo) de Estados Unidos en nada nos afecta, el Socialismo no necesita de esa amistad”, ahora se arrodillan porque se les levante el “bloqueo”, tuvieron que aceptar el dólar después de que muchos sagüeros cumplieron largos años de prisión por llevar encima este “repugnante papel yanki”, tuvieron que retirarse de Angola y de todas esas guerras que los jóvenes sagüeros no queríamos, y en ninguna triunfaron además pues ninguno de esos países adoptó el comunismo sino que por el contrario todos son democráticos en la actualidad, aquí me decían que un presidente negro nunca saldría en Estados Unidos, incluso hasta Fidel lo afirmó en una “inflexión”, y volvió a perder, pues en lo único que gana es en no soltar el poder como ladrón con niño en alto para que no disparen, ganamos porque tuvieron que aceptar nuestro arbolito de navidad con la ventana abierta, si inauguraron Radio Sagua fue porque los exiliados contaban con la emisora “Cubanísima” allá en Miami y tenían a Sagua inundada de noticias, novelas y entretenimientos que aquí faltaban, de lo contrario Sagua nunca huviera tenido radio, como sucede con el periódico, que no existe al no tener oposición, pues la tinta y papel la huviera donado Hugo Chávez de ser necesario (es de señalar que el director de WQBA, Emilio Milián, era sagüero y esto hacía más atractiva a la estación en esta zona de Cuba), por medio de ella los jóvenes de aquella época conocimos a los olvidados Tres Patines, Celia Cruz, Antonio Machín, Olga Gillot, Ñico Membiela, Jorge Mañach, Black Pico, Relámpago Sagüero, y decenas (quizás cientos) de personalidades que la prensa gubernamental jamás habría mencionado. Cuando contábamos estos descubrimientos a los más viejos, estos nos decían: “descubristes América”.
Le ganamos a Fidel Castro porque volvimos a poner el cuadro del Sagrado Corazón de Jesús en nuesta sala y tuvo que aceptarlo aunque a regañadientes. La Vieja Trova no pudo ser destruída. Ganamos porque ya se puede hablar y escribir sobre el pasado, los periodistas e intelectuales comienzan a enumerar las olvidadas personalidades de Sagua, los centros comerciales que aquí existían, la infinidad de periódicos con que contábamos, las asombrosas Academias Musicales que tuvo la Villa del Undoso, y aunque siempre tengan que poner la cuña destructiva por alguna esquina (que es parte del trato), ya comienzan a “descubrir a América” que es lo más importante.
Aunque aún nos falta mucho. No piensen los más jóvenes que todos los detalles antes mencionados fueron donados por la obra y gracia del bondadoso Fidel Castro, todo fue conquistado por tu generación anterior con sangre y fuego, con sacrificios y prisiones.
… Y todo eso sin papel ni tinta.
Desde la Villa del Undoso, Pepe Beltrán